sábado, 28 de noviembre de 2009

Las observaciones sobre hormigas de Al-Jahiz (776-868) / Observations on ants by Al-Jahiz (776-868)


Al-Jahiz nació en Basora (Irak) a finales del siglo VIII. Escribió alrededor de 200 obras, de las que nos han llegado únicamente varias decenas. Entre ellas, el Kitab al-Hayawan o Libro de los animales, compuesto por 7 volúmenes que superan las 1000 páginas. Se le considera pionero en temas como la influencia del medio en los animales, las cadenas tróficas, el mimetismo, la psicología animal, la evolución (Álvarez, 2007), etc.


Sello conmemorativo de Al-Jahiz

Dedicó un capítulo a las hormigas donde, más allá de compilar los relatos de los clásicos (por ejemplo, de Aristóteles), como sucedió insistentemente a lo largo de toda la Edad Media, aportó observaciones personales de gran interés. Asombra su descripción del reclutamiento de obreras, con la sutil disquisición sobre si la exploradora que encontró el alimento, y que informa posteriormente a sus compañeras, vuelve al él encabezando la marcha desde el nido. O su conocimiento de la interacción general entre hormigas y gusanos, al punto que aquellas puedan servir a eliminar las plagas de estos… Tales planteamientos sólo puede hacerlos (lo diré con sus propias palabras) quien tiene “una larga experiencia”.
Dejo la palabra al sabio Al-Jahiz, en la traducción que hizo el gran arabista español Miguel Asín Palacios (1930):

DE LAS HORMIGAS

Comenzamos esta parte [cuarta], con la ayuda de Dios y con su auxilio, hablando de las hormigas chicas y grandes, según prometimos al terminar el tomo tercero...

[Almacenamiento y manipulación de semillas]

Si queremos ponerte un ejemplo típico de maravilla y de admiración, que sugiera cuán grande es la providencia, habremos de traer a colación al animal más vil, pequeño, abyecto y despreciable, haciéndote ver la sutil sensibilidad que posee, su admirable previsión y preocupación de las consecuencias, su semejanza y parecido en esto con el hombre, siendo como es el hombre el rey de la creación, a cuyo dominio está sujeto el orbe entero con todo cuanto encierra. Sabemos, en efecto, que la hormiga almacena para el invierno durante el estío, previniéndose así de antemano y sin desfallecer en su firme propósito ni un solo momento, mientras le es posible almacenar. Después, su experta sagacidad y previsión de las consecuencias llega hasta el extremo de que, ante el temor de que las semillas, almacenadas durante el verano para el invierno, se pudran y gusanen en el seno de la tierra, las saca a la superficie para que se sequen y tornen a su estado normal dándoles el aire y evitando así su corrupción y podredumbre. Después, como a menudo o, mejor, casi siempre el lugar en que almacena las semillas es húmedo, teme la hormiga que germinen por la parte central del grano cubierta de una fina película (pues sabe muy bien que por ese punto es por donde la semilla comienza a germinar y a transformarse en planta), y así la hormiga hiende el grano entero en dos mitades, y si es de coriandro o cilantro, lo hiende en cuatro partes, porque la semilla de esta planta es la única que tiene la propiedad de germinar en sus dos mitades. Hasta tal extremo aventaja la hormiga, por este solo hecho, en sagacidad a todos los animales, que quizá es más prudente que muchos hombres.


Ilustración del Libro de los Animales (Siglo XIV. Biblioteca Ambrosiana, Milán)

[Olfato y transporte de presas]

A pesar del exiguo tamaño de su cuerpo y de su poco peso, la hormiga posee también un olfato como ningún otro animal, pues a veces ocurre estar un hombre comiendo langostas o cosa semejante y caérsele de la mano una o un trozo de ella y, aunque no haya visto por allí cerca ni una sola hormiga ni de que existan en tal lugar haya la menor noticia, no pasa mucho rato sin que aparezca una y, encaminándose derechamente a la langosta que cayó en tierra, intenta con todo empeño darle una vuelta y llevársela a rastras, y si se siente incapaz de lograrlo, tras inútiles tentativas, marcha de regreso a su hormiguero, y no pasa mucho rato sin que aquel hombre la vea volver, seguida de una fila negra y extensa de hormigas, para que la ayuden, y se llevan a rastras la langosta. Lo primero, pues, que observamos aquí es la fiel veracidad de su olfato, para barruntar lo que no advertiría ni el hombre hambriento. Después, la audacia y tenacidad del empeño en transportar una carga que es cien veces o más de cien veces mayor en peso que el suyo propio, pues no hay animal alguno capaz de cargarse, como lo hace la hormiga, un peso que sea superior en muchos múltiplos al de su cuerpo mismo, sin desistir jamás de la empresa, si no es tras sentir agotado su aliento.

[Reclutamiento de obreras]

Pero quizás alguien diga: “Y ¿cómo sabe el hombre que la hormiga que quiso llevarse la langosta sin conseguirlo, es precisamente la que trasmitió la noticia a sus pequeñas compañeras y la misma que viene luego a la cabeza de ellas?” A esto responderemos que por una larga experiencia, pues jamás hemos visto que una hormiga intente arrastrar una langosta y no pueda conseguirlo, sin que poco después, si es que vuelve, venga acompañada de otras hormigas. Y si bien es verdad que no podemos a simple vista distinguir aquella hormiga de sus compañeras, también es cierto que no cabe concebir otra hipótesis que la que hemos dicho, pues además nunca hemos visto hormiga alguna que, si al volverse al hormiguero, cargada con una presa o sin carga, se topa con otra hormiga, deje de detenerse junto a ella y contarle alguna cosa, lo cual es indicio de que al abandonar aquella hormiga a la langosta lo hizo para informar a sus semejantes, como lo hace el explorador, que no engaña a sus compañeros de caza...


Ilustración del Libro de los Animales (Siglo XIV. Biblioteca Ambrosiana, Milán)

[Hormigas contra plagas]

Las especies de animales que almacenan víveres y que en esto se parecen al hombre, dotado de reflexión, prudencia y previsión del porvenir, son las hormigas chicas y grandes, el ratón, el lagarto, la araña y la abeja, si bien la abeja no almacena más que un solo género de alimentos, que es la miel.

Pretende El Yactorí [autor no identificado] que si introduces una hormiga grande en un hormiguero de hormigas chicas, se las come todas sin dejar una, y afirma además que esto lo ha experimentado él mismo. El autor de la lógica [Aristóteles] dice que la hiena devora rápidamente las hormigas, pues se va al hormiguero cuando están en él todas juntas y se las come lamiéndolas con la lengua, con una avidez devoradora y un apetito intenso. Dicen también que a menudo ocurre que el gusano teredo haga grandes estragos en las aldeas devorando todo cuanto encuentra en las casas, y la plaga dura sin cesar hasta tanto que en aquellas aldeas se instalan las hormigas, pues Dios otorga a éstas tal dominio sobre aquellos gusanos, que no dejan uno vivo. Claro que a su vez las hormigas, después de aniquilarlos, quedan allí también y son una plaga, aunque menos dañina que los dichos gusanos. Eso aparte de que a menudo sucede que también desaparecen luego las hormigas de aquellas aldeas, y así quedan sus habitantes libres de ambas plagas juntamente. Hay quienes pretenden que aquellos gusanos se transforman en hormigas, en lugar de desaparecer devorados por éstas, y que a medida que se van transformando en hormigas, va disminuyendo su número y menguando así por días su daño.

[Fama, muerte y eliminación de las hormigas]

Las hormigas son proverbiales por su multitud, y así se dice: “Vinieron como hormigas.” Los etíopes son de dos especies: unos, que se glorían por su muchedumbre, se llaman “las hormigas”; otros, que se glorían por su paciencia y corpulencia, se llaman “los perros”; los unos están siempre tumbados; los otros siempre en movimiento: aquéllos son los perros; éstos las hormigas.

Una de las causas de la muerte de las hormigas es el salirles alas. Ya lo dijo el poeta: “Y cuando a la hormiga le nacen alas para volar, cercano está su fin.” Y es que una vez transformadas así las hormigas, los pájaros las cazan fácilmente al volar. También se matan las hormigas derramando alquitrán y azufre en las bocas de sus hormigueros, sembradas previamente de granos de cebada. Nosotros hemos hecho la prueba, pero resulta inútil.


Referencias:




jueves, 26 de noviembre de 2009

Observaciones sobre el comportamiento de la hormiga termófila Cataglyphis ibericus (Emery, 1906)

Observations on the behavior of the thermophilic ant Cataglyphis ibericus (Emery, 1906)

En agosto de 2005 realicé observaciones sobre la  hormiga Cataglyphis ibericus en una colonia situada en Madrid capital, España. Esta especie, endémica de la Península Ibérica, de color oscuro -a veces con tonalidades rojizas-, monogínica y policálica, se caracteriza por una biología marcadamente termófila. Aparece en los meses calurosos de primavera, alcanza su máxima actividad en pleno verano, y desaparece en otoño. Carece de pistas feromonales de reclutamiento; su estrategia de recolección de cadáveres y despojos de insectos (que puede efectuar a temperaturas muy elevadas , evitando de esta forma la competencia de otras especies) consiste en cubrir, en forrajeo solitario y a gran velocidad, una extensa superficie de terreno, incrementando así la posibilidad de encontrarlos al azar. C. ibericus, como otras especies de su género, posee excelente visión y un sistema de navegación mediante el compás solar y el compás de luz polarizada (Wehner, 2006) que le permite alejarse del nido a distancias superiores a 50 metros.



Sus nidos se hallan en terreno seco y despejado. Es muy característico de esta especie llevar el gastro levantado formando ángulo recto con el tórax.



Al atardecer bloquean la entrada de los nidos con piedras, granos de tierra, restos de vegetación seca y objetos diversos. La apertura de los mismos, que depende notoriamente de la temperatura ambiente y de la luz directa sobre el hormiguero, tiene lugar en las horas previas al mediodía. En la mitad izquierda de la siguiente fotografía puede apreciarse el nido tapado y sombreado a las 10 h.; en la mitad derecha, el nido desbloqueado, con luz solar directa, a las 11.30 h.



Uno de los rasgos más llamativos de estos nidos, por el que se hacen fácilmente reconocibles (especialmente en el periodo estival de máxima actividad), es la mancha oscura que los circunda:



Se trata de restos de cadáveres, principalmente de hormigas (raramente de hemípteros, coleópteros u otros insectos). Una inspección de los mismos reveló un porcentaje altísimo de restos de Messor barbarus (con numerosas cabezas de soldados), y muy bajo de otras especies, como Aphaenogaster senilis.


Detalle del depósito de cadáveres de hormigas junto a la entrada de un nido de C. ibericus
(Recorte de una fotografía de Zancaslargas. Lamarabunta.org, 2009)

Para estimar la frecuencia aproximada de recogida de cadáveres de hormigas por parte de las forrajeadoras de C. ibericus, hice un pequeño muestreo de tres periodos de 5 minutos. El resultado fue de 10, 7 y 8 cadáveres introducidos en el interior del hormiguero, esto es, un promedio de 8.3 cadáveres cada 5 minutos, lo que supone la recogida de 100 cadáveres de hormigas cada hora. Considerando que la recolección diaria alcanza su máximo durante las horas centrales de mayor temperatura (Cerdá et al., 1989), y tomando, en nuestro caso, como periodo central el transcurrido entre las 12.30 h. y las 17.30 h, obtendremos un número no inferior a 500 cadáveres de hormigas (fundamentalmente Messor barbarus) recogidos diariamente por Cataglyphis ibericus.



Cataglyphis ibericus acarreando cadáveres de Messor barbarus



En la fila superior, de izquierda a derecha, cadáveres de obreras de Messor barbarus transportados, respectivamente, por las obreras de Cataglyphis ibericus de la fila inferior

Llegado a este punto de las observaciones, me planteé dos cuestiones:
  1. ¿Supone la recogida de cadáveres de Messor barbarus una especialización trófica de Cataglyphis ibericus?
  2. ¿Cómo consigue tantos cadáveres y a frecuencia tan alta?
No he podido consultar el artículo de Bosch et al. (1984) sobre la alimentación de C. ibericus, artículo que podría ser clave para solventar estas preguntas. Harkness et al. (1983) observó la tendencia de Cataglyphis bicolor a situar sus nidos cerca de los de Messor wasmanni. Rodríguez (1987) describió una relación trófica entre Cataglyphis viaticoides y Messor barbarus. José Velasco López, en mensaje enviado al Foro Lamarabunta.org (16 de agosto de 2005) comunicó la sorprendente actividad predadora de unas Cataglyphis (probablemente C. rosenhauri, según Velasco) sobre Messor barbarus (Segóbriga, Toledo, España); las obreras de Messor eran cazadas vivas a la entrada del nido. He aquí la fotografía de una Cataglyphis transportando una M. barbarus recién capturada:


Cataglyphis sp transportando una obrera de Messor barbarus recién cazada
(fotografía de José Velasco López. Lamarabunta.org, 2005)

En el caso de las C. ibericus observadas en Madrid, debe destacarse la abundancia de nidos cercanos de M. barbarus. Las muertes de obreras de esta especie debidas a las altas temperaturas de agosto, sumadas a las producidas por los combates entre diferentes colonias, podrían dar cuenta del gran número de cadáveres recogidos por C. ibericus.

Un tercer e inesperado recurso podría provenir de los cadáveres abandonados por las arañas cazadoras de hormigas. Harkness et al. (1983) constató esta interacción en el caso de Cataglyphis bicolor, que recoge obreras de Messor wasmanni abandonadas por la araña Zodarion frenatum (Grecia).

La mirmecofagia -especialización trófica dominante dentro del pequeño grupo de las arañas especialistas- se focaliza a veces en especies de hormigas recolectoras (presas normalmente accesibles y abundantes) como en el caso de la araña americana Euryopis coki, predadora de hormigas del género Pogonomyrmex (Porter et al., 1982).

Según Carlitus (Lamarabunta.org, 2009) Euryopis episinoides preda sobre Aphaenogaster senilis, Messor bouvieri y Tapinoma nigerrinum (Valencia, España). Las siguientes dos imágenes corresponden a la captura y transporte de hormigas por E. episinoides :



Tras inmovilizar a varias hormigas con hilos de seda, la araña Euryopis episinoides les inocula el veneno (1ª imagen). Después las empaqueta con más seda y las transporta juntas (2ª imagen). (Fotografías de Carlitus. Lamarabunta.org, 2009)

En el siguiente video enviado por Rafael Yepes Meroño al Foro Lamarabunta.org (2008), puede verse cómo una araña inicia el acercamiento y ataque final a una obrera de Messor barbarus (Cartagena, España) tras haber esperado a cierta distancia, durante 10 minutos, a que el veneno previamente inoculado hiciera su efecto paralizante (comportamiento similar al descrito por Pekár (2004) en las especies mirmecófagas europeas Zodarion germanicum y Z. rubidum):

 
Araña atacando a una obrera de Messor barbarus
(Video de Rafael Yepes Meroño. Lamarabunta.org, 2008)

Estos ejemplos sugieren una no desdeñable disponibiladad de cadáveres de hormigas -procedentes de la caza de las arañas mirmecófilas- que valdría la pena evaluar.

En este sentido, merece citarse un interesante comportamiento descrito por Dale Ward en su página web  acerca de ciertas Euryopis sp americanas que, después de cazar obreras de Messor pergandei, las fijan con hilos de seda a ramas, espigas o piedras, donde serán abandonadas tras servir de alimento.

Este dato me hizo recordar que en varios casos había observado a C. ibericus acarreando obreras de M. barbarus con hilos de seda enredados en sus cuerpos. Exploré entonces la zona buscando cadáveres de Messor que hubieran sido abandonados por las arañas en ramas o tallos. Y, efectivamente, encontré varios, como puede apreciarse en esta fotografía:


Obreras de Messor barbarus abandonadas por arañas

En algunos seguimientos a obreras de C. ibericus mientras forrajeaban, vi a veces cómo subían por los tallos de gramíneas y de otras plantas, pero no pude observarlas recogiendo cadáveres de hormigas abandonados por arañas.


Cataglyphis ibericus forrajeando en la vegetación

Queda abierta la cuestión sobre la posible especialización trófica de C. ibericus. Algunos de los datos mencionados indican una tendencia a la mirmecofagia en varias especies del género Cataglyphis. Las hormigas recolectoras del género Messor constituyen un recurso abundante, y no sería extraño descubrir, en futuras investigaciones, adaptaciones y estrategias específicas de recolección o caza que vinculen a especies de Cataglyphis con especies de Messor.


Referencias:

viernes, 20 de noviembre de 2009

Hormigas bajo el microscopio. Siglo XVII / Ants under the microscope. 17th century


A lo largo del siglo XVII la microscopía va a revolucionar las ciencias de la vida. La zoología descubre el mundo de los infusorios, las estructuras internas de los invertebrados, la morfología fina y compleja de los insectos. Se ven por vez primera artejos, pubescencias, segmentaciones, dentículos, espinas, nerviaciones, poros o texturas hasta entonces desconocidas, que harán de esta incipiente anatomía microscópica la antesala de una nueva taxonomía.

Las hormigas serán pronto objeto de interés para los microscopistas de la época. Varios naturalistas europeos incluirán en sus obras ilustraciones detalladas de estos insectos:
  • En Inglaterra Robert Hooke (1635-1703), autor de la Micrographia (1665).
  • En Italia Francesco Redi (1626-1697), autor de Esperienze Intorno alla Generazione degl'Insetti (1668).
  • En Alemania Johann Franz Griendel (1631-1687), autor de la Micrographia Nova (1687).
  • En Holanda Antony van Leeuwenhoek (1632-1723), autor de la Arcana naturae detecta (1695).
  • En Holanda, también, Jan Swammerdam (1637-1680), autor de la Historia insectorum generalis (1669).
Leeuwenhoek, Swammerdam y Griendel fueron hábiles constructores de microscopios. Leeuwenhoek dejó al morir más de 200 artilugios ópticos y contribuyó, con Swammerdam, a elucidar los diferentes estadios del desarrollo en las hormigas.



Robert Hooke (1635-1703) y uno de sus microscopios


Ilustración de la Micrographia (1665) de Robert Hooke

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Francesco Redi (1626-1697) y uno de sus microscopios






Ilustraciones de Experiments on the Generation of Insects (1909) de Francesco Redi

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Jan Swammerdam (1637-1680) y uno de sus microscopios



Ilustración de The Book of Nature, or The History of Insects (1758) de Jan Swammerdam

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Portada de la Micrographia Nova de Johann Franz Griendel (1631-1687) y uno de sus microscopios




Ilustraciones de la Micrographia Nova (1687) de Johann Franz Griendel

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Antony van Leeuwenhoek (1632-1723) y uno de sus microscopios


Ilustración de la Opera Omnia, seu Arcana Naturae ope exactissimorum Microscopiorum detecta (1719-1730) de Antony van Leeuwenhoek


Fuentes:

Las obras digitalizadas de los naturalistas citados pueden consultarse en:



miércoles, 18 de noviembre de 2009

¿Quién descubrió las hormigas de miel? / Who discovered honey ants ?


Las hormigas de miel –u hormigas mieleras o melíferas– constituyen un caso espectacular de adaptación consistente en la dilatación hipertrófica del abdomen de algunas obreras que, de esta forma, acumulan líquidos nutricios que sirven de reservorio a la colonia. En diversos grados se da en géneros de hormigas americanas, africanas y australianas.

Obreras repletas de Myrmecocystus mexicanus (Fotografía de Alex Wild: http://www.alexanderwild.com)

Las primeros relatos históricos sobre estas hormigas singulares se refieren a varias especies del género Myrmecocystus, distribuídas por Estados Unidos y México. ¿A quién corresponde la prioridad de su hallazgo? ¿Quién publicó las primeras noticias sobre ellas? La bibliografía científica registra los nombres de Pablo de la Llave (1832) y Constantin Wesmael (1838), que hicieron descripciones en base a ejemplares que les remitieron. A ellos se sumarían otros naturalistas en la segunda mitad del siglo XIX, entre los que debe destacarse la figura de Christopher H. McCook (1882).

Quiero mostrar aquí las observaciones poco conocidas de cuatro autores, observaciones que acaso sirvan para reescribir la historia del descubrimiento de las hormigas de miel.

A finales del siglo XVI el historiador, etnógrafo y misionero franciscano español Bernardino de Sahagún (c. 1500-1590), dice en su obra Historia General de las cosas de la Nueva España (publicada póstumamente en 1829):

Bernardino de Sahagún

Hay otras hormigas que llaman necuázcatl, que quiere decir "hormigas de miel". Críanse debajo de tierra, y traen en la cola una vejiguita redonda llena de miel; es trasparente. Es esta vejiguita como una cuenta de ámbar. Es muy buena esta miel, y cómenla como la miel de abejas.

En 1780 el abate e historiador mexicano Francisco Javier Clavijero (1731-1787), comenta en su monumental Historia antigua de México y de su conquista (edición española de 1844):

Francisco Javier Clavijero

A más de estas especies, hay otra particular en Michuacan, y tal vez en otras provincias. Ésta es más grande que las otras hormigas, y tiene el cuerpo pardo y la cabeza negra. En la parte posterior tiene un saquito lleno de un licor muy dulce, del cual son muy golosos los muchachos, y creen que es miel fabricada por las hormigas, como la otra común por las abejas; pero a nosotros nos parece que son más bien huevos. El Sr. de la Barrere, en la Historia natural de la Francia equinoccial, hace mención de semejantes hormigas encontradas en la Cayena; pero éstas tienen alas y las nuestras no.

En 1792 el sacerdote y sabio naturalista mexicano José Antonio Alzate y Ramírez (1737-1799), miembro correspondiente de la Academia de Ciencias de París y del Jardín Botánico de Madrid, escribe en la Gaceta de Literatura de México:

José Antonio Alzate y Ramírez

Entre los insectos que se hallan en Nueva España, las hormigas que en muchos parajes nombran de miel, y en Zempuala vinitos, merecen ser observadas con mucha atención: la primera noticia que hubo acerca de ellas se me comunicó en Guadalajara por un curioso a quien se le habían remitido de la villa de Zamora; pero el estado en que se hallaban no permitían formar un juicio acerca de su organización: después la solicité, y estoy cerciorado de que son muy abundantes por todas partes, y que en varios lugares se vende la miel. Las que registré con admiración se me condujeron de Tepeapulco: su tamaño es en el todo semejante al de las hormigas que aquí vemos por los campos: su figura del todo semejante, y no se puede dudar sean hormigas; porque a más de que viven en sociedad, tienen aquella uña formada en donde termina el lomo, que los naturalistas reconocen por carácter decisivo en las hormigas: su color es veteado de pardusco y negro: lo particular en ellas (se puede asegurar que ningún naturalista refiere hecho semejante) es que por la primavera el vientre se les llena de miel, y les crece hasta igualar el diámetro de una cereza: de manera que si a una hormiga de las comunes se les aparta el vientre, y el resto del cuerpo se apega a una cereza, se tendrá una viva representación de la organización de estas hormigas; la miel es del mismo gusto que la de las abejas.
¡Qué de reflexión se presenta a un observador atento¡ ¿Y cómo se mueven estas hormigas sosteniendo tan grave peso para solicitar el alimento? ¿De dónde consiguen la miel? ¿Para qué? ¿Con qué fin este agigantado vientre unido a un pigmeo?

Y en 1840, en la revista El Mosaico mexicano, el naturalista francés Jean Louis Berlandier (c. 1805-1851) describirá in situ, por vez primera, la estructura y organización de los nidos de las hormigas de miel (que él denominó Polyergus melliferus). Dicha descripción volvió a publicarse en 1850 en el Diario de viaje de la Comisión de Limites (Comisión que tuvo lugar entre los años 1827 y 1831):

Obreras repletas de Myrmecocystus mexicanus (Fotografía de Alex Wild: http://www.alexanderwild.com)

Antes de terminar esta pequeña noticia, haremos mención de un insecto himenóptero, cuya existencia parecía dudosa, pero que después vimos en abundancia en Tamaulipas y en muchas partes de los Estados internos. Este insecto es la Hormiga de miel, muy conocida de los rancheros y común en los campos. Los habitantes de las campiñas conocen hormigueros de ésta que tienen mas de veinte o treinta años, y ellos aseguran que son mas ricas en hormigas melíferas cuando tienen mayor edad, así como en los nidos de todas las diversas especies de hormigas conocidas hay tres especies de individuos, cuyas funciones son muy diferentes. Los machos más pequeños tienen alas, como también las hembras, pero no se encuentran en los nidos sino poco tiempo. Las neutras son unas hormigas hembras sin alas, cuyos ovarios, imperfectos, las privan de la facultad de reproducirse; pero la naturaleza, fecunda en recursos, les ha dotado de un instinto que las encarga de los cuidados de sus moradas y de la cría de las generaciones venideras.

Son estas mismas hormigas neutras las que tienen la facultad muy particular de llenar toda su cavidad abdominal de una miel muy sabrosa, hasta no dejar un solo movimiento a dicho insecto. Cuando una larga seca ha acabado con toda la vegetación naciente, los alimentos siendo poco abundantes, hay muy pocas enteramente llenas de dicha miel. Si al contrario hay mucha verdura, un hormiguero da una muy grande cantidad de hormigas de miel, tan llenas, que parecidas a unas pequeñas esferas son mas propias para rodarse que para cualquiera otro movimiento. Es por lo común en mayo y junio, algunas veces en julio o al fin de la Primavera, cuando se empieza a sacar dichas hormigas. Los nidos, esparcidos en el campo, no presentan los conos comunes a muchas habitaciones de hormigas exóticas a estas regiones. Hay hormigueros que tienen más de cuatro a cinco pies de profundidad, y jamás los hemos visto en los alrededores de los pozos que escarban en la tierra, que sacan de ellos, y en los diversos socavones que habitan.

Obreras normales de Myrmecocystus mexicanus (Fotografía de Alex Wild: http://www.alexanderwild.com)

Para dar una idea de la morada de estos insectos, nos contentaremos con describir un hormiguero.
Los nidos que hemos observado con atención tenían todos más de cuatro a cinco pies de hondo. Unos agujeros anuncian la presencia de un nido. Un pozo vertical de tres a cuatro líneas de diámetro, conduce a los primeros cuartos. Había tres que se comunicaban unos con otros, con un cielo raso en forma de bóveda, y un piso muy limpio bastante convexo. En dichos cuartos superiores, no había sino larvas de la nueva generación y ninguna hormiga melífera. Las neutras reservan sin duda estas localidades a dichas larvas para ponerlas más expuestas a la influencia del calor solar.

Más allá de estas cavidades, siguiendo siempre pozos casi verticales o muy poco oblicuos, se llega a otras moradas de la misma forma, en todo parecidas a las primeras, pero habitadas por hormigas sedentarias más o menos melíferas y casi como suspendidas de las paredes del cielo de los cuartos. Mientras mas se acerca uno a las habitaciones más subterráneas, mas se encuentran hormigas melíferas. Parece que las neutras trabajadoras han reservado a las más pesadas y a las más antiguas los lugares menos expuestos a los enemigos, porque son menos capaces de moverse y de defenderse. Los varios cuartos de un mismo nido, comunican todos entre sí por unos socavones horizontales más o menos oblicuos, y lo mismo varios agujeros muy distantes de la superficie de la tierra que conducen a multitud de cuartos, también muy distantes unos de otros.

Nido de Myrmecocystus mexicanus (Fotografía de Alex Wild: http://www.alexanderwild.com)

Esta hormiga, que hemos nombrado Polyergus melliferus (B, ms. s.) difiere de las hormigas verdaderas (Formica) por sus antenas colocadas cerca de la boca y por las mandíbulas muy arguadas en todas las demás hormigas, por la ausencia absoluta de aguijón o picuanto. Las especies del género Polyergus tienen también las piernas más largas que las demás hormigas; a lo menos es muy sobresaliente en la hormiga de miel. Es por la falta de armas por lo que se pueden sacar las hormigas melíferas, pues ni pican ni muerden, ni las dotadas de alas ni las neutras. Las hormigas melíferas de esta especie no son, a mi entender, otra cosa que unas neutras no trabajadoras, y a las que las demás alimentan debajo de la tierra. Con todo, esta facultad de reunir tanta miel en el abdomen merece la atención de los zoólogos, pues casi nunca en estas hormigas he vuelto a encontrar los intestinos.


Referencias:

• ALZATE Y RAMÍREZ, J. A. 1792. Historia Natural [Nota sobre las hormigas de miel]. Gaceta de Literatura de México. (Este artículo fue compilado póstumamente en: Alzate y Ramírez, José Antonio. 1831. Historia natural de hormigas. Gacetas de Literatura de Mexico, vol. 4: 356-357. Puebla, México).

• BERLANDIER, L. 1840. Espedición científica del general Terán a Tejas. Trabajos del Sr. Berlandier. Zoología del Departamento de Tamaulipas. El Mosaico mexicano, ó Colección de amendidades curiosas é instructivas, vol. 4: 364-368.

• BERLANDIER, L. y CHOVELL, R. 1850. Diario de viaje de la Comisión de Limites. [Fragmento de Berlandier sobre las hormigas de miel: pp. 289-291]. México. (Traducción inglesa: Journey to Mexico during the Years 1826 to 1834. Texas State Historical Association, Austin, Texas, 1980).
• CLAVIJERO, F. 1780-1781. Storia antica del Messico [...]. Cesena: Gregorio Biasini, 4 vols. (La traducción española data de 1826, Londres. El texto sobre las hormigas puede consultarse en: Clavigero, F. 1882. Breve noticia de las plantas y animales de México [Extracto de la Historia antigua de México y de su conquista]. La Naturaleza, 1a. 6 (A): 5-97.
• LLAVE, P. DE LA. 1832. Sobre las busileras u hormigas de miel. Registro Trimestre o Coleccion de Memorias de Historia, Literatura, Ciencias y Artes 1(4): 455-463.
• McCOOK, H. C. 1882. The honey ants of the Garden of the Gods, and the occident ants of the American plains. Philadelphia: J. B. Lippincott & Co.
• SAHAGÚN, BERNARDINO DE. 1829. Historia general de las cosas de Nueva España. Impr. del ciudadano A. Valdés. México.
• WESMAEL, C. 1838. Sur une nouvelle espece de fourmi du Mexique. Bulletins de l'Academie Royale des Sciences et Belles-Lettres de Bruxelles 5: 766-771. (Existe una traducción española de este artículo: Wesmael, C. 1875. Noticia sobre una nueva especie de hormiga de México. La Naturaleza, 1a. 3: 179-190).


domingo, 15 de noviembre de 2009

Clérigos y hormigas / Priests and ants


Hace tiempo, conversando con un importante etólogo español, surgió el tema de las relaciones entre ciencia y religión. Sin dudarlo, me dijo: “un científico no puede hacer buena ciencia si tiene creencias religiosas”. Sin dudarlo, también, le contesté que se trataba de dos ámbitos humanos independientes, de dos discursos con plena autonomía que pueden mantenerse rigurosamente separados.

La historia de la mirmecología nos ofrece varios casos de clérigos que se dedicaron al estudio de las hormigas. He aquí algunos ejemplos:

A comienzos del siglo XVII, el agustino Jeremia Wilde publica el primer libro sobre hormigas del que se tenga noticia, De Formica Liber Unus, 1615, 108 pp., basado en referencias y glosas de los clásicos:


Primera página del libro De Formica Liber Unus (1615) de Jeremia Wilde


A mediados del siglo XVIII, el reverendo inglés William Gould publica la que es considerada obra pionera de la mirmecología naturalista: An Account of English Ants, 1747, 109 pp.

En la segunda mitad del siglo XVIII, el sacerdote y botánico español José Celestino Mutis (1732-1808) realiza, por primera vez, observaciones sistemáticas sobre las hormigas tropicales de Colombia.


José Celestino Mutis y obrera major de la hormiga Pheidole mutisi, especie nueva 
que F. Fernández y E. O. Wilson dedicaron a Mutis con motivo del bicentenario de su
muerte en 2008 (José Celestino Mutis, the ants, and Pheidole mutisi sp. nov. Revista
Colombiana de Entomologia 34 (2): 203-208. 2008)


En 1791 el clérigo alemán Johann Ludwig Christ (1739-1813) publica, en dos volúmenes, la importante obra Naturgeschichte, Klassification und Nomenclatur der Insekten vom Bienen, Wespen und Ameisengeschlecht.


J. L. Christ y una de las ilustraciones de su obra Naturgeschichte… (1791)


A finales del siglo XVIII surge la figura del sacerdote francés Pierre Latreille (1762-1833), uno de los fundadores de la entomología moderna y autor del libro fundamental Histoire naturelle des fourmis, et recueil de memoires et d'observations sur les abeilles, les araignees, les faucheurs, et autres insectes, 1802, 445pp.


Pierre Latreille




En la segunda mitad del siglo XIX el clérigo austriaco Vinzenz Gredler (1823-1912) publica una monografía sobre las hormigas del Tirol (Die Ameisen von Tirol, 1858).

En 1883 el inglés William Farren White (1832-1899), vicario de Stonehouse (Gloucestershire), publica el libro Ants and their ways.




A finales del siglo XIX y principios del XX el reverendo norteamericano Henry Christopher McCook (1837-1911), será autor de obras notables como The natural history of the agricultural ant of Texas (1880) o Ant communities and how they are governed (1909).


Henry Christopher McCook




En esas mismas fechas, a caballo entre el siglo XIX y el XX, irrumpe la actividad del gran mirmecólogo alemán, de la Compañía de Jesús, Erich Wasmann (1859-1931), experto en mirmecófilos y autor de cientos de monografías, entre ellas el libro Psychology of Ants and of Higher Animals (1905).


Erich Wasmann




En pleno siglo XX, el franciscano alemán Fray Thomas Borgmeier (1892-1975) se convertirá en uno de los mayores expertos en hormigas legionarias, con inumerables trabajos entre los que destaca su extensa monografía de 1955  “Die Wanderameisen der Neotropischen Region” (Studia Entomologica 3: 1-720).


Thomas Borgmeier en la selva del Brasil e ilustración de su monografía Die Wanderameisen der Neotropischen Region sobre las hormigas legionarias

sábado, 14 de noviembre de 2009

Conceptos e Historia / Concepts and History


La curiosidad por la historia y la epistemología de la mirmecología me llevó hace poco a contactar con Olivier Perru, investigador francés de la Universidad Católica de Lyon. Amablemente me envió su artículo ”La problématique des insectes sociaux: ses origines au XVIIIè siècle et l’œuvre de Pierre-André Latreille” (Bulletin d’Histoire et d’Epistémologie des Sciences de la Vie, 10 (1): 9-37. 2004). En este trabajo analiza las ideas y conceptos empleados en el siglo XVIII para describir y comprender las sociedades de insectos. A este respecto, muestra cómo el pensamiento y la realidad social de la época quedan reflejados en las obras pioneras de Buffon, Bonnet y Geoffroy, a los que seguirá Pierre Latreille, autor de uno de los libros fundamentales de la historia de la mirmecología: Histoire naturelle des fourmis (1802).

Olivier Perru es un sabio de extraordinaria calidad. Tiene en curso una obra monumental titulada De la société à la symbiose. Une histoire des découvertes sur les associations dans le monde vivant , de la que han aparecido hasta ahora los dos primeros volúmenes (2003 y 2007) correspondientes a los periodos de 1870-1930 y 1930-1970. (Página web de Olivier Perru).




¿Tiene interés, en el decurso de la ciencia actual, el estudio de la historia y la epistemología de las disciplinas biológicas, por ejemplo de la mirmecología? Yo creo que sí; intentaré explicarlo brevemente:

1) La actividad del científico no atañe sólo a los datos (la morfología, la taxonomía, la bioquímica, la etología o la genómica de una hormiga). Antes que los datos de observación están los conceptos (elaborados o no, conscientes o no) que sirven de matriz y filtran la realidad sometida a observación y experimentación.

2) Los conceptos se insertan en la historia, son históricos, y nosotros mismos, a comienzos del siglo XXI, disponemos de determinadas concepciones vinculadas directamente al pasado reciente y sujetas a cambios en el futuro.

3) Pondré un ejemplo: desde las primeras concepciones de lo que era una colonia de hormigas (si era república o monarquía, su grado de organización y cohesión, etc.), hubo un debate que culminó con el famoso artículo La colonia de hormigas como organismo de William M. Wheeler (1911). El autor propuso considerar a la colonia como un novedoso nivel de integración superorgánica alcanzado por la vida  en su evolución sobre la Tierra. Pero Wheeler no acertaba a identificar la clave o mecanismo responsable de dicha integración orgánica de la colonia. Años más tarde inventó –literalmente, inventó– el concepto de trofalaxia. A tal punto era un concepto antes que mero hecho de observación, que la trofalaxia fue pasando, en la interpretación wheeleriana, de ser el intercambio alimentario entre miembros coloniales a incluir poco a poco el trasvase de sustancias químicas reguladoras, presagiando el descubrimiento de las feromonas que vendría mucho tiempo después. La comunicación feromonal es ahora un territorio autónomo y ampliamente explicativo de la vida social de las hormigas.



Trofalaxia entre dos obreras de Camponotus lateralis. El alimento fue tintado de rojo con rodamina, como puede apreciarse en la cabeza de uno de los individuos. (Según Alberto Sánchez Martín. 2009. Foro Lamarabunta: Trofalaxia de camponotus lateralis. Comida tintada. Fotos.)


Los conceptos, su complejidad e historicidad, afectan de lleno a toda la biología y, por supuesto, a la mirmecología. Así, tenemos en primer plano nociones como inteligencia, adaptación, plasticidad, variabilidad, lenguaje, uso de instrumentos…, o categorías como las que intentan describir y ordenar el laberinto polimórfico de las hormigas. Conceptos, todos ellos, problemáticos y cambiantes, a veces ambiguos, cuyo empleo impreciso y diferencial influye, indefectiblemente, en la cabal comprensión de los fenómenos.

Hongos sobre una hormiga / Fungi on an ant


Hay fotos que narran por sí solas una historia. Aquí yace el cadáver de una reina de Aphaenogaster iberica. Las hifas del hongo que albergaba surgen espectralmente sobre su superficie, cumpliendo un ciclo biológico.



La fotografía es del naturalista y fotógrafo Carlitus (2009), compañero del Foro Lamarabunta: Seticas en mis hormigas...(fotos)

domingo, 8 de noviembre de 2009

¿Cuántas patas tiene una hormiga? / How many legs has an ant ?


Esta pregunta, a buen seguro, parecerá ociosa al lector. Pero permítame una pequeña disquisición. La pregunta así planteada es una pregunta moderna, que data aproximadamente del siglo XVII y que cristaliza como evidente a partir del siglo XVIII, cuando se funda la mirmecología naturalista.

Quiere esto decir que las preguntas, y los conceptos que conllevan, son históricas, sujetas a cambios y, por tanto, dependientes de cada mentalidad y época considerada. En el caso que tratamos, para muchos autores antiguos el planteamiento era más bien la mera existencia de patas en las hormigas y no tanto el número de dichas patas.

Ello se refleja en la iconografía de los siglos XII al XVI, en la que podemos contemplar hormigas sin patas, hormigas con 2, con 4, con 6 y hasta con 8 apéndices, conservando en todos los casos una simetría bilateral de pares de patas (4 patas y no 3, 8 patas y no 7, etc.).

He aquí algunos ejemplos:

HORMIGAS SIN PATAS


Bestiario de Aberdeen. C. 1200. Inglaterra (Aberdeen University Library, Univ. Lib. MS 24)



Jacob van Maerlant. Der Naturen Bloeme. C. 1350. Flandes (Koninklijke Bibliotheek, KB, KA 16)


HORMIGAS CON DOS PATAS


Códice Mendoza. C. 1541. Pueblo Azteca (Bodleian Library, MS. Arch. Selden. A. 1)


HORMIGAS CON 4 PATAS


  Philippe de Thaon. Siglo XIII. Bestiario. Inglaterra (Merton College Library, MS. 249)



Bibliothèque Nationale de France, lat. 3630. Siglo XIII. Inglaterra




Bestiario Harley. C. 1230-1240. Inglaterra (British Library, Harley MS 4751)



Bibliothèque Nationale de France, lat. 14429. C. 1250-1260. Norte de Francia



Philippe de Thaon. C. 1300. Inglaterra (Kongelige Bibliotek, Gl. kgl. S. 3466 8º)



Museum Meermanno, MMW, 10 B 25. C. 1450. Francia



Konrad von Megenberg. 1475. Buch der Natur. Augsburgo



Juan de Mandeville. 1540. Libro de las Maravillas del mundo. Valencia



djamâlî yazdî, farah-nâma-i djamâlî. Siglo XVII-XVIII. India
(Bibliothèque Nationale de France. supplément persan 1568)


HORMIGAS CON 6 PATAS


Guillaume le Clerc. C.1285. Bestiario Divino (Bibliothèque
Nationale de France, département des Manuscrits, Français 14970)



Petrus Candidus Decembrus. C. 1460. Codex Animalium
(Hormiga león y hormiga-león)



Johannes Vintler.1486. Buch der Tugend. Augsburgo



Jacob Meydenbach. 1497. Hortus sanitatis, lám. 407. Estrasburgo



Heinrich Steinhöwel; Sebastian Brant. 1501. Esopi appologi. Basilea (La cigarra y la hormiga)



Heinrich Steinhöwel; Sebastian Brant. 1501. Esopi appologi. Basilea (La mosca y la hormiga)



Jacob Meydenbach. 1536. Hortus sanitatis, lám. 036. Estrasburgo 



Sebastian Münster. 1544. Cosmographia Universalis. Basilea



Adam Lonitzer. 1551. Naturalis historiae, lám. 475. Francfort


HORMIGAS CON 8 PATAS


Bestiario The Worksop. C. 1185. Inglaterra (Morgan Library, MS M.81)



Bibliothèque Nationale de France, lat. 6838B. Siglo XIII. Norte de Francia



Bestiario del siglo XV (Cambridge University Library MS Gg 6-5) basado en
De Proprietatibus Rerum de Bartholomaeus Anglicus (s. XIII). (Hormiga y hormiga-león)



The ant. C. 1480 (Spencer Collection Ms. 50 ). (Fábulas de Esopo, la hormiga)

A partir del siglo XVII, como hemos comentado, se produce un acercamiento más naturalista a los seres vivos, se introduce la duda metódica en la observación, aparece el microscopio…, y surgen, como nuevas e interesantes, preguntas descriptivas antes soslayadas. ¿Cuántas patas tiene una hormiga? Seis, desde luego, y lo decreta la ciencia moderna.

Pero todavía podemos descubrir un rasgo azorante en este hombre renovado y moderno imbuído de ciencia y aproximación rigurosa a los hechos. En el estadio infantil de su desarrollo individual, acaso evocando ancestrales arquetipos junguianos, dibuja hormigas similares a las que ilustran los bestiarios medievales. Vea, si no, el lector los siguientes dibujos infantiles correspondientes a 4 niños españoles y a 4 niños aborígenes australianos del grupo Pintupi (que tomaron como modelo a la hormiga melífera Camponotus inflatus).


HORMIGAS SIN PATAS


Niño español


HORMIGAS CON 4 PATAS


Niño australiano


HORMIGAS CON 6 PATAS


Niño español



Niño español



Niño australiano


HORMIGAS CON 8 PATAS


Niño australiano


HORMIGAS CON 12 PATAS


Niño australiano


HORMIGAS CON NÚMERO VARIABLE DE PATAS


Niño español

La moraleja, amable lector, es que los hechos de observación no son nunca evidentes por sí mismos. Dependen, ineluctablemente, del momento histórico y social, de la carga de ideas, intereses y presupuestos con que el hombre se enfrenta a ellos en cada circunstancia concreta.

Fuentes:

Pueden consultarse muchos bestiarios medievales en la excelente página web de David Badke: http://bestiary.ca/, o en esta otra: http://bestlatin.net/zoo/, así como en Mandragore, la colección de manuscritos iluminados de la Biblioteca Nacional de Francia: http://mandragore.bnf.fr/html/accueil.html. Los dibujos de niños forman parte de la Galería de Dibujos Infantiles del Foro Lamarabunta.org.