Hace tiempo, conversando con un importante etólogo español, surgió el tema de las relaciones entre ciencia y religión. Sin dudarlo, me dijo: “un científico no puede hacer buena ciencia si tiene creencias religiosas”. Sin dudarlo, también, le contesté que se trataba de dos ámbitos humanos independientes, de dos discursos con plena autonomía que pueden mantenerse rigurosamente separados.
La historia de la mirmecología nos ofrece varios casos de clérigos que se dedicaron al estudio de las hormigas. He aquí algunos ejemplos:
A comienzos del siglo XVII, el agustino Jeremia Wilde publica el primer libro sobre hormigas del que se tenga noticia, De Formica Liber Unus, 1615, 108 pp., basado en referencias y glosas de los clásicos:
Primera página del libro De Formica Liber Unus (1615) de Jeremia Wilde
A mediados del siglo XVIII, el reverendo inglés William Gould publica la que es considerada obra pionera de la mirmecología naturalista: An Account of English Ants, 1747, 109 pp.
En la segunda mitad del siglo XVIII, el sacerdote y botánico español José Celestino Mutis (1732-1808) realiza, por primera vez, observaciones sistemáticas sobre las hormigas tropicales de Colombia.
José Celestino Mutis y obrera major de la hormiga Pheidole mutisi, especie nueva
que F. Fernández y E. O. Wilson dedicaron a Mutis con motivo del bicentenario de su
muerte en 2008 (José Celestino Mutis, the ants, and Pheidole mutisi sp. nov. Revista
Colombiana de Entomologia 34 (2): 203-208. 2008)
que F. Fernández y E. O. Wilson dedicaron a Mutis con motivo del bicentenario de su
muerte en 2008 (José Celestino Mutis, the ants, and Pheidole mutisi sp. nov. Revista
Colombiana de Entomologia 34 (2): 203-208. 2008)
En 1791 el clérigo alemán Johann Ludwig Christ (1739-1813) publica, en dos volúmenes, la importante obra Naturgeschichte, Klassification und Nomenclatur der Insekten vom Bienen, Wespen und Ameisengeschlecht.
J. L. Christ y una de las ilustraciones de su obra Naturgeschichte… (1791)
A finales del siglo XVIII surge la figura del sacerdote francés Pierre Latreille (1762-1833), uno de los fundadores de la entomología moderna y autor del libro fundamental Histoire naturelle des fourmis, et recueil de memoires et d'observations sur les abeilles, les araignees, les faucheurs, et autres insectes, 1802, 445pp.
Pierre Latreille
En la segunda mitad del siglo XIX el clérigo austriaco Vinzenz Gredler (1823-1912) publica una monografía sobre las hormigas del Tirol (Die Ameisen von Tirol, 1858).
En 1883 el inglés William Farren White (1832-1899), vicario de Stonehouse (Gloucestershire), publica el libro Ants and their ways.
A finales del siglo XIX y principios del XX el reverendo norteamericano Henry Christopher McCook (1837-1911), será autor de obras notables como The natural history of the agricultural ant of Texas (1880) o Ant communities and how they are governed (1909).
Henry Christopher McCook
En esas mismas fechas, a caballo entre el siglo XIX y el XX, irrumpe la actividad del gran mirmecólogo alemán, de la Compañía de Jesús, Erich Wasmann (1859-1931), experto en mirmecófilos y autor de cientos de monografías, entre ellas el libro Psychology of Ants and of Higher Animals (1905).
Erich Wasmann
En pleno siglo XX, el franciscano alemán Fray Thomas Borgmeier (1892-1975) se convertirá en uno de los mayores expertos en hormigas legionarias, con inumerables trabajos entre los que destaca su extensa monografía de 1955 “Die Wanderameisen der Neotropischen Region” (Studia Entomologica 3: 1-720).
Thomas Borgmeier en la selva del Brasil e ilustración de su monografía Die Wanderameisen der Neotropischen Region sobre las hormigas legionarias
Y el que tenga dudas sobre los límites Ciencia/Religión que lea a Karl Popper. Aunque en la actualidad Richard Dawkins anda empeñado en demostrar desde la Ciencia la inexistencia de Dios (tarea inútil, por otra parte)...
ResponderEliminarPor otra parte y siendo un poco malo ;-) ¿No será que los clérigos tenían mucho tiempo libre?
mendelius
Hay mucho de cierto en lo del tiempo libre de los clérigos, allá en sus celdas o entre los jardines del convento. También está la ausencia de ocupaciones familiares, una vida más limitada y ordenada, horarios especiales... Pero siendo yo malo también, pondría sobre la mesa el tiempo dilatado y casi eterno de tantos profesores e investigadores institucionales con sueldo, que ni de lejos alcanzan a empezar obras tan extraordinarias como la del abate Latreille.
ResponderEliminarEs curioso que entre tanto clérigo no haya nada más que uno español, Mutis, pero que se hizo clérigo mucho despues de ser naturalista.
ResponderEliminarQuizas sea la tradicion sajona o la idisincrasia de los protestantes, pero es cierto que tenian mayor interés por las cosas de la vida "terrestre" que los católicos.
En general en aquellos años, los clérigos eran personas acomodadas, cultas de familias de buen nivel y muchas veces recluidos en parroquias lejanas en la campiña inglesa, pudiendo dedicar mucho de su tiempo a otras aficiones distintas a las religiosas.
Ah, pero casi todos esos clérigos eran de ciudad, europeos o norteamericanos. Donde los clérigos españoles destacaron, en lo que a Historia Natural se refiere, fue en las innumerables misiones allende los mares entre los siglos XVI y principios del XIX. ¡Algún día habrá que contar esa historia!
ResponderEliminarMui interessante essa postagem. Ainda há o Pe. Walter Kempf O.F.M. grande mirmecófilo brasileiro, discípulo do Pe. Borgmeister que, por sua vez, foi iniciado na Entomologia pelo Pe. Heinrich Schmitz S.J., discípulo do Pe. Erich Wasmann S.J.
ResponderEliminarMuchas gracias, Augusto, por la genealogía completa de esa saga espléndida de mirmecólogos ¡¡¡
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