A summer of ant parasitoid wasps
Llevo dos meses inmerso en la observación de avispas que parasitan hormigas. Son minúsculas, de entre 2.5 y 5 mm de longitud. En Almazán (Soria) pude observar dos especies: Hybrizon buccatus, representante de la pequeña y enigmática subfamilia Paxylommatinae (Ichneumonidae), y Elasmosoma luxemburgense, de la tribu Neoneurini (Braconidae, Euphorinae). En Madrid encontré otros dos neoneurinos: Kollasmosoma sp y Neoneurus sp.
Hybrizon parasita hormigas del género Lasius; Elasmosoma y Neoneurus, hormigas del género Formica; Kollasmosoma, hormigas del género Cataglyphis. Las estrategias de oviposición varían con cada especie de avispa. El comportamiento ovipositor es muy rápido, en muchos casos casi imperceptible al ojo humano. Armado de paciencia, y con un poco de técnica fotográfica, obtuve algunos resultados interesantes que intentaré mostrar en futuras entradas.
Para la determinación de estas avispas contacté un dia con el Dr. Achterberg (Netherlands Centre for Biodiversity Naturalis), que se sorprendió de que hubiera localizado y observado en pocas semanas los géneros Hybrizon, Elasmosoma y Kollasmosoma. Poco después vendría una de las sorpresas de este verano: al pie de un cedro atlántico encontré una avispa parasitoide de un género nunca antes citado en la Península Ibérica: Neoneurus, del que se conocen dos especies en Europa. Queda por saber –los especialistas lo dilucidarán– si esta española es una de aquellas o, acaso, una especie nueva.
¡Fascinante! Siempre me han interesado estos pequeños himenópteros parasitoides, la verdad es que son curiosísimos. Esperemos que este Neoneurus que has encontrado sea de una nueva especie, debe ser gratificante. Por cierto, felicidades por el blog, me parece de una calidad enorme.
ResponderEliminarMuchas gracias, RGE12. Sí que son curiosas estas avispas, y de biología poco conocida, lo que añade un plus de interés a la hora de observarlas. Y si además se encontrara una especie nueva, imagínate..., fantástico.
ResponderEliminarSaludos Josemary. ¡Qué verano más provechoso! Eso si que es "arribar i moldre" que decimos por aquí, o sea "llegar y besar el Santo". Un tema nuevo -creo- para ti, y desde luego difícil de observar, ese de los parasitoides de hormigas, y ya te estas moviendo con primeras citas o incluso con una posible especie nueva. Mi enhorabuena y sobre todo mi admiración. ¡Ya nos contarás!
ResponderEliminarXavier Roig
Hola Xavier. Pues sí que es un tema nuevo para mí. Yo iba a Almazán con el objetivo de indagar un poco más en el sistema de captura de Tapinomas por parte de la avispa predadora Tracheliodes quinquenotatus. Pasados unos días me enredé con la misteriosa avispilla que había a unos metros, siempre cernida sobre un sendero vertical de Lasius. Poco después, a sólo un metro de dicha avispilla, me encontré otra diferente sobrevolando Formicas… Para entonces toda cosa pequeña, voladora y cercana a las hormigas me parecía un parasitoide, y comencé a adquirir cierta destreza en detectarlos. A mi vuelta a Madrid observé un punto negro velocísimo sobre los nidos policálicos de Cataglyphis: ¡tenía que ser otro parasitoide¡ Y a 15 metros, cerniéndose sobre otras Formicas, un insectillo minúsculo: ¡un cuarto parasitoide¡
ResponderEliminarLa cosa tiene su enjundia evolutiva y ecológica. Hace pocos años se descubrió un ámbar fósil en el que puede apreciarse una avispa parasitoide (cercana a las actuales Elasmosomas) surgiendo del interior del cuerpo de una Lasius. Esto ocurría hace 40 millones de años, tal como ahora.
En fin, mucha suerte y bastante paciencia. Por poner un ejemplo, las Kollasmosomas parásitas de Cataglyphis aparecían en agosto a partir del mediodía. Tenía que estar atento a su llegada porque desaparecían en apenas 1 hora. Bajo un sol de rigor, a más de 40º, permanecía inmóvil, cámara en ristre, dos o tres horas. ¡Qué afición¡
Desde luego !Qué afición! Ahora que me ha dado por leer, en algunas horas de insomnio, a Proust (En busca del tiempo perdido), con sus largas páginas de subordinadas y oraciones dentro de oraciones sin ningún punto y seguido y menos sin ningún punto y a parte, me he encontrado cómodo ni me he sentido extraño debido a mi grata experiencia con las largas horas que a veces los entomólogos nos pasamos tranquilamente y sin agobios con nuestras observaciones, dejándonos llevar, dejando pasar el tiempo de una manera tranquila, disfrutando de un tiempo precioso que contrariamente a lo que piensan los profanos es una manera sublime de utilizar el tiempo, un tiempo que recordaremos como el más intenso y relajado de nuestras vidas y que nunca olvidaremos. Yo hice lo mismo allá por el 1991 observando los tándems de las Cardiocondila elegans y es uno de los recuerdos más gratos de mi memoria. Pues nada ya nos irás contando como evolucionan tus observaciones.
ResponderEliminarUn abrazo,
Xavier Roig