domingo, 1 de noviembre de 2009

Las legendarias hormigas recolectoras / The legendary harvester ants


Una tarde cualquiera de verano, paseando al atardecer, es posible contemplar largas hileras de hormigas del género Messor. Negras o rojizas -con obreras de varios tamaños entre las que destacan gruesos soldados de enorme cabeza- se afanan en el acarreo continuo de semillas desde el campo hasta el nido.


     Obreras de Messor barbarus transportando semillas de Platanus sp. Barrio de Moratalaz con
el Pirulí al fondo, Madrid (julio de 2007)

Así lo vieron también infinidad de autores clásicos y medievales del área del litoral Mediterráneo como Salomón, Esopo, Aristóteles, Virgilio, Horacio, Plinio, Plutarco, Eliano, Orígenes, San Jerónimo, San Isidoro de Sevilla, Al Jahiz, Latini, Fray Anselmo de Turmeda…, o, ya avanzado el siglo XVI, naturalistas como el italiano Aldrovandi. Así, en fin, se vio y transmitió en los siglos que siguieron.

Sin embargo, la ciencia oficial, más allá de toda duda metódica, negó estos hechos contumaces y a los autores que los narraron. Y ello fue debido, sencillamente, a que los naturalistas pioneros de la mirmecología científica residían en latitudes más septentrionales, donde resultaba difícil observar a las hormigas recolectoras. Tal sucedió con Swammerdam en el siglo XVII, con Réaumur y Gould en el XVIII, con Huber y Latreille a principios del XIX.


Hormigas recolectoras en fila acarreando granos a dos
depósitos (Bestiario de Aberdeen, c. 1200)

Hubo que esperar a las descripciones de Sykes (1835) en India sobre Pheidole providens, a las de Lespès (1866) y Moggridge (1873) en Francia sobre Messor barbarus y M. structor, y a las de Lincecum (1862) y McCook (1877) en USA sobre especies del género Pogonomyrmex, para que las hormigas recolectoras dejaran de ser una leyenda y se convirtieran en una realidad sancionada por la ciencia.

(Mucho antes que estos autores, el sacerdote y naturalista mexicano José Antonio Alzate y Ramírez (1737-1799), olvidado y desconocido por la historia de la mirmecología, explicó claramente los motivos de este error en que incurrían los naturalistas europeos del siglo XVIII . El lector curioso puede consultar el texto de Alzate que envié a la Biblioteca Histórica de Mirmecología en Español: Sobre la realidad de las hormigas recolectoras).


Referencias:

• ALZATE Y RAMÍREZ, J. A. 1793. [Sobre la realidad de las hormigas recolectoras]. Gaceta de Literatura de México.
• LESPÈS, P. G. C. 1866. Conferénce sur le Fourmis fait aux Soirées Scientifiques de la Sorbonne. Revue des Cours Scientifiques, 3 (Mar. 17): 257-265.
• LINCECUM, G. 1862. Notice on the habits of the 'agricultural ant' of Texas ['stinging ant' or 'mound-making ant', Myrmica (Atta) molefaciens, Buckley], (communicated by Charles Darwin). J. Linn. Soc. Lond. Zool., 6: 29-31.
• McCOOK, H. C. 1877. Mound-making ants of the Alleghenies, their architecture and habits. Transactions of the American Entomological Society (Philadelphia), 6: 253-296.
• MOGGRIDGE J. T. 1873. Harvesting ants and trapdoor spiders. Notes and observations on their habits and dwellings. London: L. Reeve xi+156 pp., 12 Pls.
• SYKES, W. H. 1835. Descriptions of new species of Indian ants. Trans. Entomol. Soc. Lond., 1: 99-107.


2 comentarios:

  1. La foto es preciosa y tiene un aire poético increíble. La Ciencia y la Naturaleza tienen también ese aspecto y hay que reivindicarlo.

    (mendelius)

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  2. Es verdad, Raúl. La ciencia como forma de conocimiento, pero también el arte y la poesía. Y en algunos puntos la ciencia y la poética se tocan y hasta se fusionan...
    La mera contemplación de la naturaleza es a veces una forma profunda de comprender.

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