martes, 8 de noviembre de 2011

¿Usan instrumentos las hormigas? El caso de Messor barbarus

Do the ants use tools? The case of Messor barbarus

A lo largo de la segunda mitad del siglo XX numerosos trabajos de campo revelaron que el uso de herramientas o instrumentos no era privativo de la especie humana, y que se daba en diversas especies de primates y otros mamíferos, así como en bastantes aves. En los años 70 y 80 se observó que 10 especies de hormigas pertenecientes a 3 géneros de la subfamilia Myrmicinae (Aphaenogaster, Pogonomyrmex y Solenopsis) depositan piedras, granos de tierra o restos vegetales sobre alimentos líquidos como la miel, y que dichos objetos, impregnados o embebidos, son posteriormente extraídos y acarreados al nido. Este comportamiento se consideró, por todos los autores que estudiaron el tema, como uso de instrumentos.
Acaba de publicarse en el nº 3 de Iberomyrmex (2011), el Boletín de la Asociación Ibérica de Mirmecología, un trabajo en el que describo por vez primera este comportamiento en el género Messor. El lector puede acceder al artículo a través de este vínculo: Gómez Durán, J.M. Transporte de alimentos líquidos mediante objetos sólidos en Messor barbarus (Linnaeus,1767), y reconsideración del denominado “comportamiento de uso de instrumentos” en las hormigas [Liquid food transport by means of solid items in Messor barbarus (Linnaeus, 1767), with a reconsideration of the so called “tool use behavior” in ants].
Las obreras de Messor barbarus, tal como sucede en las otras 10 especies de hormigas con comportamiento similar, comienzan depositando objetos ininterrumpidamente sobre la miel; tras esta primera fase de cubrimiento sigue una segunda fase de extracción y transporte de los objetos embadurnados.

A la izquierda, una gota de miel de 2.5 cm de diámetro al inicio del experimento; a la derecha, 44 minutos después, la misma gota de miel cubierta con partículas de tierra por obreras de M. barbarus. [On the left, a 2.5 cm diameter honey drop at the beginning of the experiment; on the right, 44 minutes later, the same honey drop covered with soil particles by workers ants of M. barbarus].

1), 2) y 3) Obreras de M. barbarus depositando granos de tierra sobre una gota de miel de 2.5 cm de diámetro; 4), 5) y 6) obreras de M. barbarus extrayendo de la misma gota granos de tierra embadurnados de miel. [1), 2) and 3) Worker ants of M. barbarus depositing soil grains on a 2.5 cm diameter honey drop; 4), 5) and 6) worker ants of M. barbarus extracting soil grains smeared with honey from the same drop].

Video de los experimentos realizados con Messor barbarus (apéndice del artículo publicado en Iberomyrmex nº 3, 2011) 
[Movie of the experiments with M. barbarus]

El problema de esta singular conducta radica en su interpretación. Según he intentado mostrar en el trabajo mencionado, la colocación y extracción de objetos por parte de las hormigas no constituye un genuino comportamiento de uso de instrumentos. Se trata, por el contrario, de un proceso en el que concurren sobre la gota de miel, de forma consecutiva, dos conductas independientes y muy generalizadas en la mayoría de los géneros de hormigas: 1) el cubrimiento de sustancias líquidas o pegajosas (con una función protectora), y 2) el acarreo de alimentos encontrados durante el forrajeo. La concurrencia de estas dos conductas independientes puede inducir en el observador la errónea impresión de estar presenciando un comportamiento de uso de instrumentos. 
De un lado, se constata que las fases de cubrimiento y extracción están separadas, según la especie, por periodos de tiempo dilatados (desde unos 30 minutos en Messor y Aphaenogaster hasta más de 24 horas en Solenopsis). Además, la fase de cubrimiento puede quedar inhibida por diversos factores, por ejemplo la ausencia de reina en colonias artificiales de ciertas Aphaenogaster. El proceso observado carece, en fin, de la compleja coordinación sensomotora y continua –característica del comportamiento de uso de instrumentos– por la que un mismo individuo manipula el instrumento y lo aplica inmediatamente sobre un elemento del medio para obtener un beneficio. En este sentido debe destacarse que ninguna obrera individual deposita un grano de tierra sobre la miel y, acto seguido, lo retira embadurnado. Antes bien –esta es mi interpretación del proceso en Messor barbarus– se desencadena en ella, tras una primera estimulación alimentaria, un comportamiento de cubrimiento con función protectora frente a una sustancia pegajosa que no puede transportar, comportamiento que le lleva a depositar ininterrumpidamente numerosos granos de tierra sobre la miel. Sólo más tarde, cubierta en su mayor parte la gota de miel (generándose entonces, probablemente, un nuevo escenario de estímulos alimentarios provenientes de los múltiples objetos humedecidos, embadurnados y accesibles) dicha obrera, o cualquier otra que esté forrajeando en las cercanías y que encuentre la miel cubierta, extrae los granos de tierra y los transporta al nido.

2 comentarios:

  1. Desde luego no creo que se pueda atribuir intencionalidad a estos comportamientos de las hormigas (y posiblemente de ningún insecto). Realizan esos actos de forma automática sin saber por qué ni para qué. Y seguramente se deba a una fuerte determinación genética del comportamiento. Aún así es sorprendente que ninguna retire los granos embadurnados inmediatamente. Para mí la pregunta que me provocan tus observaciones es ¿Hay algún tipo de comunicación que las impulsa a todas a realizar la misma tarea en un momento dado? A lo mejor se podría poner otra gota al lado cuando esté cubierta la primera y ver qué hacen ¿no?

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  2. Hola Raúl:

    Una de las claves para no considerar uso de instrumentos este comportamiento, es precisamente que ninguna obrera pone y retira el grano embadurnado en una misma acción consecutiva. Todo el proceso se desarrolla en dos fases completamente independientes. La primera de ellas, la de cubrimiento de sustancias líquidas o pegajosas, la realizan casi todos los géneros de hormigas. En el caso de Messor barbarus no parece que haya comunicación entre las obreras para iniciar el cubrimiento de la miel. Curiosamente sólo unas pocas obreras, de las muchas que se acercan, comienzan a depositar objetos, y lo hacen gradualmente: primero una, al rato otra, más tarde una tercera… ¿Por qué sólo algunas resultan finalmente estimuladas a iniciar la fase de cubrimiento? En el artículo apunto a que quizá pueda influir la actividad reciente de dichas obreras en la colonia. En todo caso, esas pocas obreras, una vez desencadenado el comportamiento de cubrimiento, lo realizan de manera ininterrumpida: la conducta se polariza intensamente hacia una sola acción, la de colocación de objetos.

    Si pusiéramos otra gota de miel al lado de la que han cubierto, se reiniciaría el proceso siguiendo la secuencia mencionada: colocación de objetos primero y, más tarde, extracción de los mismos. Se trata de comportamientos elementales, rígidos, genéticamente determinados, que responden a estímulos específicos: ante una sustancia húmeda o pegajosa que no pueden transportar (a la que acuden al principio por estímulos alimentarios) reaccionan cubriéndola de forma ininterrumpida. Más tarde, ante un escenario completamente nuevo -los objetos incrustados y accesibles que cubren abundantemente la gota- se desencadena (en cualquier obrera que circunde la gota, haya o no participado en la fase de cubrimiento) el comportamiento habitual de forrajeo, esto es, tirar de los granos de tierra y acarrearlos al nido.

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