The ants in Al-Qazwini (c. 1203-c. 1283)
Decía el cosmógrafo, geógrafo y naturalista persa Al-Qazwini que no había mejor compañía para un hombre en la Tierra que la de los libros. Erudito y viajero, fue autor de uno de los tratados más leídos y difundidos de su época, las Maravillas de la Creación y cosas notables de los seres ('Aja'ib al-makhluqat wa-ghara'ib al-mawjudat), también conocido como Cosmografía.
En el interesantísimo texto que sigue -que he traducido de la obra de Cyrus Abivardi Iranian entomology: an introduction (Springer Verlag, Heidelberg, Germany, 2001)- Al-Qazwini describe la estructura funcional del nido de las hormigas (muy probablemente del género Messor), constata su gran sentido del olfato, detalla el método por el que reclutan y comunican el lugar donde hay alimento, y relata cómo evitan la germinación de las semillas almacenadas.
Página de Maravillas de la Creación. Copia india de 1537
(MS P 1, National Library of Medicine, EEUU)
(MS P 1, National Library of Medicine, EEUU)
HORMIGAS
En lo relativo a la alimentación, la hormiga es muy voraz. De ahí que transporte cosas más pesadas que ella misma. Para hacerlo, reciben además ayuda de otras hormigas. Recolecta tanta comida que podría abastecerse durante dos años, si tal fuera el tiempo que viviera. Sin embargo, su vida no supera el año. Lo maravilloso de su existencia es que construyen una ciudad bajo tierra en la que pueden verse casas, pasajes, galerías y almacenes sinuosos llenos de granos y otros productos guardados para el invierno. En algunas de sus casas, las localizadas a un nivel más bajo, puede infiltrarse el agua; sin embargo, las utilizadas para acopiar los granos se sitúan a niveles más altos.
Unas de las características singulares de las hormigas es que, a pesar de su forma delgada y de su liviano peso, poseen un sentido del olfato superior al de otros animales. Si a un hombre se le cae de las manos algún resto de comida sobre un lugar donde no se ve ninguna hormiga, inmediatamente vendrán hormigas, en negra hilera, hacia lo que ha caído. Incluso cuando nosotros no podemos oler una cosa que se encuentra muy cerca de nuestra nariz, por ejemplo una pata desgajada y seca de un saltamontes, las hormigas distinguirán su olor desde las profundidades de sus nidos e irán hacia ella.
Si una hormiga descubre algo que es demasiado pesado para llevarlo ella sola, coge un trocito que pueda transportar y lo lleva al nido para informar a las demás de su presencia. Cada vez que estas otras hormigas se encuentran con la primera, empiezan a olerla para captar el mensaje acerca del lugar en que se halla la comida. Con este método la hormiga informa a las demás. Después se juntan y tiran de la pata con cuidado y diligencia.
Cuando han almacenado en su nido semillas húmedas que pueden germinar o pudrirse, dividen cada semilla en dos trozos para evitar la germinación. Pero dado que las semillas grandes, aún dividiéndolas en dos partes, son capaces de germinar, las dividen en cuatro partes. Sin embargo, cuando tienen cebada, guisantes o judías, pelan las semillas sin trocearlas en partes más pequeñas, porque al pelarlas se anula igualmente su poder germinativo. Además, en determinadas ocasiones, las hormigas sacan afuera los trozos y los ponen al sol para que se aireen y calienten, de tal manera que se inhiba su putrefacción debido a la humedad del interior del nido. En los días nubosos vuelven a meter las semillas dentro del nido, y en los días soleados los sacan al exterior.
Es interesante además por la época en que fueron escritos. Si estos personajes hubiesen vivido en la actualidad...
ResponderEliminarSiempre he sospechado que debían tener más tiempo que nosotros, o al menos un tiempo más dilatado, con más espacios para la comtemplación y la meditación. La tecnología tiene su cara oscura y reductora de la vida...
ResponderEliminarSaludos