An unexpected neighbor
Hoy, en plena canícula, bajo a leer a un parque cercano. Vivo en el populoso distrito madrileño de Moratalaz, con más de 100000 almas. Son las tres y media de la tarde, una hora tranquila donde las haya. Terminada la lectura, recorro el camino de vuelta por una calle entre edificios ajardinados. Son las 16:50.
Hoy, en plena canícula, bajo a leer a un parque cercano. Vivo en el populoso distrito madrileño de Moratalaz, con más de 100000 almas. Son las tres y media de la tarde, una hora tranquila donde las haya. Terminada la lectura, recorro el camino de vuelta por una calle entre edificios ajardinados. Son las 16:50.
Cuando faltan 80 metros para llegar a casa, llama mi atención una aglomeración de hormigas. Desde arriba parecen Formica. Me agacho por si se trata de una salida de machos y reinas, un acontecimiento que siempre provoca la agitación general de los hormigueros. Observo entonces un comportamiento peculiar: varias obreras se revuelven agresivamente alrededor de una hendidura...
Este comportamiento lo conocía bien de Polyergus rufescens, la hormiga amazona. Me fijo ahora en el color rojizo de las obreras y me asalta la duda: ¿Polyergus en plena ciudad y junto a mi casa? Cojo entre los dedos un par de individuos y, casi sin mirarlos, acelero el paso. En cinco minutos estoy expectante ante la lupa binocular. La sorpresa es mayúscula. Tengo ante mis ojos el peciolo rotundo y las mandíbulas falcadas de Polyergus rufescens. Increíble.
Estas fascinantes hormigas son difíciles de localizar. A ellas he dedicado muchos días de observación en Almazán, Soria, y varias entradas de este blog. De ellas dijeron B. Hölldobler y EO Wilson que sus masivas incursiones en busca de pupas de Formica (con cuyos adultos compondrán una colonia mixta) es el mayor espectáculo que puede deparar la mirmecología.
Blogger Dario Gomez Escudero dijo...
ResponderEliminarIncreíble descubrimiento. Enhorabuena. Parece mentira que se encuentren en Moratalaz.
8 de junio de 2015, 9:43
Hombre, Darío, una alegría verte por aquí. Yo sabía de la existencia de Polyergus en la Sierra de Guadarrama, Cercedilla o El Pardo. Pero encontrármelas en un barrio atestado de edificios, en una calle que hemos recorrido juntos muchas veces..., sorprendente.
ResponderEliminarDescubrimiento alucinante!!!! Estupendo, amigo. Esto demuestra que aún nos queda mucho por ver en las ciudades... Polyergus urbanita...Genial!!!! Un abrazo
ResponderEliminarY a saber de dónde vienen, José Alberto. Cuesta creer que puedan abastecerse de suficientes pupas de Formica en este entorno tan urbanizado y limitado. Y después está el asunto aún no aclarado del modo en que copulan y fundan colonias: si las hembras atraen a los machos desde las cercanías del nido y después acompañan a las obreras en los asaltos, o si copulan lejos del nido tras un largo vuelo, o si utilizan ambas estrategias...
ResponderEliminarDarsil!
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