He comentado en otras entradas de
este blog la extraordinaria capacidad expansiva de Tapinoma nigerrimum, cuyas
obreras van colonizando extensas áreas a medida que localizan nuevas fuentes de
alimento, estableciendo aquí y allá numerosos nidos conectados mediante una tupida red de pistas activas
a lo largo de la primavera y el verano. Entre las particularísimas adaptaciones
de esta especie está el llamado taponamiento de nido, por el cual colman de
piedras y granos de tierra las entradas de nidos ajenos para evitar la salida
de sus habitantes.
Contemplando los transitados
senderos permanentes, no dejaba de asombrarme la rapidez de las obreras, cuya
velocidad oscilaba entre los 3 y los 8 cm
por segundo, dependiendo de la temperatura ambiente, de si iban o no cargadas,
y del tamaño de las obreras (entre 2.5 y 4.5
mm de longitud).
En el siguiente video, filmado en
verano en un parque de mi barrio de Moratalaz, Madrid, puede verse uno de estos
senderos activos:
La curiosidad me llevó a filmarlos
a cámara lenta, exactamente a 600 fotogramas por segundo. Una primera observación
interesante fue que las obreras, a alta temperatura y velocidad, no se
limitaban a mantener el eje longitudinal de su cuerpo paralelo al sustrato.
Regularmente daban una amplia zancada y elevaban la cabeza y el tórax hasta
formar un ángulo de 20º con el suelo, momento en que volvían a bajar
inclinándose hacia delante hasta alcanzar el plano horizontal, y así una y otra
vez, alternando ambas posiciones.
Aquí, la escena en movimiento:
Pero lo que más llamó mi atención
fueron los repetidos contactos antenales realizados por las obreras contra el
suelo en sus trepidantes carreras. No se trataba de un simple rozamiento más o
menos al azar, sino de un sistemático anclaje de la punta de la antena sobre el
sustrato, comportamiento que iba asociado a un leve giro lateral de la cabeza.
En dichos anclajes, que duraban
entre 7 y 15 milésimas de segundo, la parte anterior de la antena se iba
doblando hacia delante, sin soltarse, a medida que la obrera avanzaba. Llegado
un punto, la inercia del cuerpo conseguía desprender la antena, que quedaba al
aire:
Analizando algunas filmaciones cabía
estimar que una sola antena podía realizar, por metro recorrido, unos 300
anclajes antenales. Inmediatamente me planteé una extraña hipótesis: ¿podrían
tener las antenas, en esta especie, una función locomotora además de la
evidente función olfatoria? No era completamente descabellado. Podrían servir
al mantenimiento del equilibrio en las veloces marchas sobre los senderos
permanentes, marchas que constituyen una de las claves exitosas de estas
hormigas. Sea como fuere, procedí a preparar y montar antenas para su inspección
al microscopio. Quería ver qué había en el extremo del último segmento antenal.
Las estructuras cuticulares con
capacidad sensorial, las llamadas sensilas, son abundantes en las antenas de la
familia Formicidae. Pude observar, en otras preparaciones, las sensilas
internas -coelocónicas y ampuláceas- cuyo único indicio externo es un poro
sobre la superficie antenal. En la imagen anterior se aprecian diversas
sensilas externas: las abundantes sensilas tricoideas curvadas (tipo 1 y 2) y
las gruesas sensilas basicónicas, perpendiculares a la superficie de la antena
y siempre emparejadas con las rectas sensilas chaéticas… En el ápice de la
antena existen varios pares de sensilas semejantes a las chaéticas, pero más
pequeñas, curvadas y gruesas en su base, y, al menos en Tapinoma
nigerrimum, aparentemente no emparejadas con sensilas basicónicas. Las he
denominado sensilas chaéticas apicales, y podrían ser las causantes del
brevísimo anclaje de las antenas durante las rápidas carreras en los senderos. Además de su posible función en la locomoción, dichas sensilas deben contribuir a proteger el extremo de la antena en los continuos contactos con el sustrato.
Ya había visto los vídeos José María, pero no este sorprendente resultado de su observación. Como siempre increíble tu capacidad de buscar porqués y encontrar respuestas. Un saludo.
ResponderEliminarGracias, me alegra que te guste. Un abrazo.
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